jueves, 12 de abril de 2012

Meditando el cuarto evangelio


Hemos nacido en los Ejercicios Espirituales, los cuales nos plantearon la pregunta ¿quién es Ignacio de Loyola? ¿Francisco Javier? ¿Pedro Fabro? Reflexionamos sobre sus vidas, sus cartas, y nos fuimos acercando poco a poco a su espiritualidad. Al seguir profundizando, logramos un nuevo hallazgo, la pedagogía ignaciana, tiene sus fundamentos en la espiritualidad. Detectamos que el centro de la espiritualidad ignaciana, es Jesucristo. Esta intuición nos permitió acercarnos a una Cristología histórica. Comprendimos la importancia de la "encarnación" que configura el dinamismo de la ignacianidad. En este último tiempo, estamos profundizando la mística horizontal. Guíados por Anselm Grün: "Jesús, puerta hacia la vida" nos adentramos en la mística horizontal ignaciana que encuentra su fuente, en lo más profundo del corazón humano. Allí está la morada de Dios en nosotros, a este horizonte que le llamamos Reinado de Dios en nuestro interior. Desde aquí transformamos nuestra realidad personal, social, global.

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